Cuando me llamaron de la consulta de mi ginecólogo para informarme de que tenía los niveles de hierro más bajos de lo estandarizado, no me asusté; es algo común que le ocurre a muchas otras mujeres durante el embarazo. Lo que sí me sorprendió es que me citaran para una infusión de hierro durante el embarazo por vía intravenosa. No lo había escuchado antes, así que, en este artículo, vamos a ver el porqué de esta práctica, sus beneficios, el procedimiento y los posibles efectos secundarios.

Durante el embarazo, nuestro cuerpo está trabajando sin descanso, produciendo más sangre para así favorecer el crecimiento del bebé. Por tanto, tener una deficiencia de hierro en este período es algo común. No obstante, hay que tener todos los niveles controlados.
Y es que, una anemia no tratada o descontrolada durante el período de gestación podría ocasionar un parto prematuro, aumento de pérdida de sangre durante el parto, un bebé con bajo peso o anemia y retrasos en el desarrollo del bebé.
En mi última visita al doctor en la semana 27 de embarazo, los análisis demostraron que tenía anemia así que me citaron para una infusión de hierro 2 semanas después…
Qué es una infusión de hierro?

La inyección de hierro está indicada a partir del segundo trimestre cuando no hay tolerancia al hierro oral (pastillas), en casos de anemia severa o cuando se requiere de una absorción rápida de hemoglobina.
Un estudio de Burwick demostró que la infusión de hierro es más eficaz que su uso por vía oral: las embarazadas que recibieron hierro intravenoso, en comparación con el hierro oral, alcanzaron más rápidamente los niveles normales de hemoglobina y reportó menos efectos adversos.
Además, se ha demostrado que la infusión de hierro tiene beneficios a largo plazo, prolongando el período de lactancia materna, una disminución del estado de cansancio y menor tasa de depresión posparto.
Por otra parte, también podrían aparecer efectos secundarios tales como dolor de cabeza, urticaria, dolor torácico, sabor metálico, náuseas y vómitos o diarrea.
Procedimiento en Suiza

Una vez me comunicaron que debido a mis bajos niveles de hierro, debían suministrarme la infusión 2 semanas más tarde, recibí una carta con un documento en el que explicaban el riesgo a una reacción adversa y algunos efectos secundarios. La circular debía entregarla firmada el día de la cita.
Me citaron a primera hora de la mañana, comprobaron varias veces mi presión arterial y la frecuencia respiratoria y cardíaca. Me explicaron detalladamente el proceso, su duración e iniciamos la infusión. Duró unos 30 minutos y después estuve unos 30 más bajo observación. Al terminar, me sentía perfectamente y pude seguir con mi rutina diaria. No tuve ningún efecto secundario y mi cansancio ha disminuido considerablemente.
En conclusión, una infusión de hierro durante el embarazo puede ser crucial para mantener la salud de la madre y el bebé, ayudando a prevenir complicaciones y mejorando el bienestar general durante esta etapa tan importante.